Yoga to the People is not like most yoga studios. It doesn’t take credit cards. Students don’t sign waivers. There are no 10-class passes, and no class levels. It’s all part of Greg Gumucio’s desire to remove the obstacles that keep people from experiencing the benefits of having a regular yoga practice .
Después de poseer varios estudios de yoga calientes en Seattle, Gumucio vio que el alto costo de las clases regulares de yoga era fijar el precio de los estudiantes potenciales. Inspirado por el maestro de yoga de poder, Bryan Kest, cuyos estudios populares en Santa Mónica, California, han estado proporcionando yoga basado en donaciones durante más de una década, Gumucio abrió yoga a las personas en el East Village de Manhattan en 2006. El estudio respaldado por la donación ofrece clases de flujo de poder vinyasa a todos los que caminan por sus puertas, por lo que se trata de su capacidad de pago. A pesar del plan de negocios poco ortodoxo, las clases basadas en donaciones han sido un éxito: hasta 500 estudiantes por día de práctica en la ubicación de Nueva York, y Gumucio abrió una segunda ubicación en Berkeley, California, el año pasado.
El modelo simple libera a Gumucio para centrarse en la enseñanza, y ha descubierto que tiene un profundo impacto en los estudiantes. Con el modelo basado en la donación, las personas están muy agradecidas por el espacio; Están en este estado de gratitud, y realmente cambia su relación con el estudio, dice Gumucio.
Classes are undeniably crowded at Yoga to the People, but Gumucio believes that the more, the merrier. While the students don’t get the kind of personal attention from a teacher that they might in a more intimate setting, practicing in a large, varied group has its benefits. With every level in one class, says Gumucio, students can look around the room and see how a pose progresses. In addition, big classes teach students how to find their focus amid distractions. There’s this level of chaos—you’ve got people breathing next to you and the music playing—and we are continually inviting people to find peace in the midst of that chaos. If you can find it there, you can find it anywhere.
A populist approach is a key part of the model, and Gumucio insists that the success of Yoga to the People is not about him, but about being in the right place at the right time to help supply the overwhelming need for accessible yoga. Gumucio wants students to come to class because they love yoga, not a specific teacher. I’ve seen people lose a teacher and then give up their practice and the sense of community they had, he says. For that reason, class schedules at Yoga to the People never include the instructors’ names.
Hay mucha marca de personalidad en el yoga, lo cual no estoy en contra, pero creo que hay otra forma de ser, donde todos sienten una sensación de propiedad de un estudio y todos se sienten como parte de la experiencia. Esta fórmula realmente habla de algo poderoso en las personas.
