La generación de maestros de yoga estadounidenses y europeos que comenzaron a estudiar con B.K.S. Iyengar en la década de 1970 tuvo sus vidas transformadas por el gran maestro, y a su vez afectó profundamente la práctica del yoga en Occidente hoy. Aquí, reflexionan sobre la sabiduría personal que recibieron del Sr. Iyengar.
Más sobre B.K.S. Iyengar
Pararse
Patricia Walden
I met Mr. Iyengar when I was around 25, when I was not in a good place in my life—I was suffering from depression. My first class with him, he made a statement that I’ll never forget. We were doing Tadasana, and he said, ‘If you open your armpits, you’ll never get depressed.’ And lots of people thought, what is he talking about? But of course what he meant was that if you stand straight and your armpits are lifted, which helps you open your chest, it will affect your mental state—it was the idea that what you do with your body affects your mind. That was my first introduction to yoga being about more than just the body. That’s what hooked me.
Patricia Walden Enseña el yoga Iyengar en Boston y posee una certificación de enseñanza de Senior I Avanzado. Viajó a la India para estudiar con B.K.S. Iyengar cada año desde 1976, cuando lo conoció por primera vez.
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Dar vida a la pose
John Schumacher
In one class, Iyengar asked me to demonstrate Ardha Chandrasana (Half Moon Pose) at the front of the room. I was balancing there, and he said, ‘See this fellow—his legs are stretching, his chest is stretching open.’ Then he swatted me on the side of my head and said, ‘But the whole pose is coming from his head. He has to bring the pose to life from his cells, from his body.’
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Entonces me di cuenta de que muchas de mis poses venían de un lugar de pensamiento y analítico en lugar de que yo habita la pose con todo mi ser. Pude cambiar, pero
Fue un proceso de cambiar cómo me habían enseñado y aprender a venir de un lugar más orgánico.
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John Schumacher
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No te pongas rancio
Judith Hanson Lasater
Estábamos en un taller de yoga solo por invitación en 1976 con un grupo de estudiantes muy serios que estaban totalmente inmersos en el yoga, incluso después de la cena, pasamos el rato en el salón y hablamos de yoga. Una noche, el Sr. Iyengar entró y dijo: Vamos, vamos a salir. Vamos a los bolos. No puedes hacer yoga todo el tiempo . Era horrible para los bolos, arrojando butter Ball tras canalón, y nos reímos histéricamente. Sin embargo, también fue una lección: aquí estaba este maestro que practicó durante años, durante horas al día con gran devoción, diciendo: ‘Vive tu vida; No solo hagas yoga. Te pondrás obsoleto .
Judith Hanson Lasater Estudió con Iyengar durante 25 años después de conocerlo en 1974. Es conocida por sistematizar y popularizar el yoga restaurativo. Ella es cofundadora de
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.
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No tengas miedo
Joan White
A fines de la década de 1980, el Sr. Iyengar nos contó sobre un pasaje en el Bhagavad Gita que dice que el alma nunca muere. Usas tu encarnación como ropa y te quitas esa ropa cuando mueres, pero tu alma sigue adelante. Algo en mí resonó con esto. Muy a menudo, la muerte se transmite como temerosa, desconocida. Pero la forma en que lo presentó me quitó el miedo. Dijo que esto es lo que nos dicen los textos, esto es lo que creo. Puedes aceptarlo o no. Fue un momento crucial para mí porque mi madre estaba enferma entonces.
Sentí una carga levantada. Era un ser humano tan positivo. Recientemente, dijo que quería morir feliz, y lo hizo. Él cumplió su misión de traer yoga al mundo.
Joan White Enseña el yoga de Iyengar en Filadelfia y posee una certificación de enseñanza de Junior I avanzada. Ella comenzó a estudiar con Iyengar en 1973, y viajó a la India 27 veces para estudiar con él.
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Nadie es invencible
Agricultor de Angela
Iyengar told me to help an injured mountaineer in his medical class who was partially paralyzed. He said to get the man into a backbend 10 times, to benefit his circulation and nerves. I tried putting his hands on blocks and using straps. Finally, I slithered underneath him and lifted him into the pose. Afterward I was resting, exhausted and in pain. Iyengar came up and asked me how I felt. I said, ‘Tired.’ And he said, ‘Now you know how I feel.’ He’d always seemed invincible, but he was human and gave of himself in ways that stressed his body. He gave all he could to his students.
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Agricultor de Angela Enseña yoga con su esposo, Victor Van Kooten, en Lesvos, Grecia. Estudiaron extensamente con Iyengar en los años setenta y años 80 antes de desarrollar su propio estilo de enseñanza.
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